15/05/2025 strategic-culture.su  13min 🇪🇸 #278031

 Trump coupe les ponts avec Netanyahu, selon les médias israéliens citant des sources officielles

Donald Trump desvincula a Estados Unidos de Israel

Thierry MEYSSAN

Escríbenos: infostrategic-culture.su

Donald Trump propuso pacientemente a Benyamin Netanyahu que negociara con la resistencia palestina. Pero lo único que encontró en el primer ministro de Israel fue una ciega obstinación por masacrar a los palestinos, anexar Gaza y el sur de Siria y desatar una guerra contra Irán. Así que la administración Trump pasa ahora a otro registro. Hoy ya es evidente para Trump, como para todos los que nos interesamos por lo que ha venido ocurriendo en el Medio Oriente durante los 80 últimos años, que los sionistas revisionistas son enemigos de la paz... y que también son enemigos del propio Israel.

El principal obstáculo que Donald Trump está encontrando en sus negociaciones de paz, tanto con Irán como frente a Ucrania, es el papel de los sionistas revisionistas que hoy ejercen el poder en Israel [1].

Hace 2 semanas que presenté aquí, de forma detallada y con las pruebas necesarias, las presiones que los sionistas revisionistas ejercen constantemente sobre Washington tratando de hacer fracasar las negociaciones del presidente Trump con la República Islámica de Irán [2]. Pero en aquella crónica no abordé las presiones de los sionistas revisionistas israelíes en favor de los nacionalistas integristas ucranianos [3]. Esas presiones sólo se hicieron públicas el 3 de mayo, con los elogios enfáticos del ex ministro israelí Natan Sharanski hacia Volodimir Zelenski [4].

Yo había explicado antes cómo y por qué los sionistas revisionistas y los nacionalistas integristas se habían unido, en 1921, contra los bolcheviques y contra numerosos judíos ucranianos. Ante aquella alianza, la Organización Sionista Mundial ordenó una investigación y Vladimir "Zeev" Jabotinsky tuvo que renunciar al cargo que ocupaba en el consejo de administración de la organización [5]. Aunque existen algunas excepciones, como los trabajos de Grzegorz Rossolinski-Liebe, es obvio que los historiadores judíos prefieren ignorar aquel asunto -no les entusiasma estudiar cómo los judíos fueron masacrados por otros judíos. Además, el propio Natan Sharanski, desde su posición como presidente del Centro de Conmemoración del Holocausto de Babi Yar, en Ucrania, impide que los historiadores estudien ese tema.

Y no debemos olvidar los contactos de los sionistas revisionistas judíos con el Obersturmbannfuher SS Adolf Eichmann, contactos que se mantuvieron hasta que el Ejército Rojo tomó Berlín, el 2 de mayo de 1945 [6].

Al principio de la operación militar especial rusa, el entonces primer ministro israelí, Naftali Bennett, exhortó Volodimir Zelenski a reconocer las justas exigencias de Moscú en cuanto a «desnazificar Ucrania» y el general Benny Gantz, en aquel momento ministro de Defensa, declaró rotundamente que, mientras él estuviese vivo, Israel no suministraría armas a «los asesinos de judíos ucranianos», aludiendo así a los nacionalistas integristas ucranianos, cuyos predecesores participaron junto a las SS alemanas en la masacre de Babi Yar [7]. En cambio, el actual primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, no tardó en autorizar las empresas israelíes a vender armas al régimen de Kiev.

En 2022, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, respondía a quienes afirmaban que, dado el hecho que Zelenski es judío, era absurdo hablar de nazismo en Ucrania: «¿Zelenski es judio? Eso no contradice los elementos del nazismo en Ucrania. Hitler también tenía sangre judía. Eso no significa absolutamente nada. El pueblo judío, en su sabiduría, ha dicho que los antisemitas más fervorosos son generalmente judíos. Como se suele decir, cada familia tiene su oveja negra.»

En aquel momento, el líder de la oposición israelí, Yair Lapid, respondió a Lavrov: «Esas observaciones son a la vez imperdonables y escandalosas. Pero son también un terrible error histórico. Los judíos no se mataron entre sí durante la Shoah. El nivel más bajo del racismo contra los judíos es acusar a los mismos judíos de antisemitismo.»

Pero no debemos equivocarnos. La Historia no se divide en comunidades buenas o malas. La Historia la hacen los hombres y estos pueden asumir comportamientos diferentes. ¡Tenemos que abrir los ojos ante la realidad!

Hoy convertido en enviado especial de su amigo Donald Trump, el promotor inmobiliario Steve Witkoff es de cultura judía, pero ha entendido perfectamente las explicaciones del presidente Putin sobre los sionistas revisionistas israelíes y los nacionalistas integristas ucranianos. Ahora, los medios de prensa occidentales acusan a Witkoff de hacerse eco del enfoque ruso sobre la cuestión ucraniana.

Pero volvamos al tema que nos ocupa. Donald Trump es el presidente de Estados Unidos, país cuyo mito fundacional afirma que fue fundado por los «Padres peregrinos» que huyeron del «faraón» de Inglaterra atravesando el Atlántico, como los hebreos que cruzaron el Mar Rojo, y que instalaron una colonia en Plymouth, como los hebreos que fundaron la "Tierra prometida". Los estadounidenses de hoy celebran anualmente ese mito el día del Thanksgiving. Todos los presidentes estadounidenses, sin excepción, desde George Washington hasta el propio Donald Trump mencionan ese mito fundacional en sus discursos oficiales. Por consiguiente, la alianza entre Estados Unidos e Israel es algo que no se discute.

En Estados Unidos, país donde proliferan las sectas, país que proclama la libertad de culto pero no la libertad de conciencia, y que denuncia el laicismo francés sin entenderlo, existe un movimiento "cristiano sionista". Ese movimiento se compone de cristianos que ven en el Israel bíblico el actual Estado de Israel. Y ese movimiento votó masivamente por Donald Trump, quien ahora tiene una especie de deuda con estos "cristianos sionistas". Ya convertido nuevamente en presidente, Donald Trump designó a la pastora Paula Blanche -también vinculada a los "imperialistas japoneses"- como directora de la Iniciativa Fe y Oportunidad de la Casa Blanca.

En todo caso, si bien es cierto que nadie en Estados Unidos puede cuestionar la alianza con Israel, eso no implica de ninguna manera un apoyo invariable a los sionistas revisionistas que están en el poder en Tel Aviv.

El movimiento yemenita Ansar Allah, encabezado por Abdul-Malik al-Houthi ha resistido la embestida estadounidense. Ansar Allah llegó con Washington a un acuerdo de libre circulación. En virtud de ese acuerdo, el movimiento yemenita ya no atacará los barcos estadounidenses. Pero ese acuerdo no incluye los barcos de Israel, que seguirán siendo atacados como expresión del apoyo de Ansar Allah a la población de Gaza.

Lentamente, el presidente Donald Trump va estableciendo una importante diferencia entre Israel y la persona del primer ministro Benyamin Netanyahu. Al recibirlo en la Casa Blanca -a pesar de la orden internacional de arresto que pesa sobre él-, Trump hizo que su secretario de Estado, Marco Rubio, proclamara que su administración es la más proisraelí de la historia.

Pero al mismo tiempo, aun recibiendo a Netanyahu en la Casa Blanca, Trump se opuso firmemente al plan de Netanyahu, que finalmente interrumpió el acuerdo de paz firmado con el Hamas y que pretende ocupar militarmente Gaza. Trump incluso llegó a contradecir públicamente a Netanyahu al afirmar que tropas de Estados Unidos -no de Israel- podrían asumir el control de Gaza. Ahora, después de comprobar que sus provocaciones no surten efecto en Tel Aviv, el presidente Trump acaba de dar un paso decisivo. Sin prevenir al aliado israelí, la administración Trump acaba de negociar una paz separada con Ansar Allah, precisamente cuando ese movimiento yemenita atacaba el aeropuerto Ben Gurion, en Tel Aviv.

Restaurando la división entre el Yemen del Norte y Yemen del Sur, el movimiento Ansar Allah, lidereado por la familia al-Huti (de ahí viene la denominación peyorativa de «hutis» o «hutistas» que los medios occidentales utilizan para designar a los miembros de ese movimiento), logró poner fin a la guerra (con ayuda de Irán) y ahora apoya a los civiles palestinos atacando los barcos israelíes, o vinculados a intereses israelíes, que transitan por las aguas del Mar Rojo. Importante: el Consejo de Seguridad de la ONU nunca ha condenado esos ataques sino el hecho que perturban la libertad de navegación de los barcos que nada tienen que ver con lo que sucede en Gaza. En una actitud de franco desprecio hacia la ONU, Estados Unidos y Reino Unido inicialmente crearon una coalición militar para responder a los ataques de Ansar Allah y prestar ayuda a Israel... mientras que el ejército israelí continuaba la matanza de civiles en Gaza. Los ataques contra los objetivos militares de Ansar Allah nunca arrojaron resultados significativos, porque se hallan en su mayoría protegidos en fortificaciones subterráneas. Los militares estadounidenses y británicos comenzaron entonces a atacar directamente a personalidades yemenitas, matando al mismo tiempo gran número de civiles.

En aras de presentar a Irán como un actor de esa guerra, los anglosajones acusaron constantemente a Teherán de estar proporcionando el armamento que utiliza Ansar Allah. La realidad es que el general iraní Qassem Soleimani (asesinado el 3 de enero de 2020, por orden de Donald Trump) ayudó Ansar Allah a reorganizarse para que fuese capaz de producir localmente su propio armamento y poder continuar sus operaciones militares sin depender de Irán. El gobierno iraní ha señalado constantemente que ya no está implicado en la guerra en Yemen, pero los anglosajones siguen repitiendo que Ansar Allah es sólo un «proxi» de Irán, lo cual es hoy absolutamente falso.

Llegados a este punto, es muy importante tratar de entender el enfoque de Trump sobre los conflictos del «Medio Oriente ampliado» o «Gran Medio Oriente». Mediante el uso de la fuerza, Trump trata de obligar las partes implicadas en guerras, tengan o no causas justificadas para ello, a parar sus operaciones militares. Pero su objetivo no es entrar en guerra con este o con aquel actor sino obligarlos a negociar compromisos que permitan en cada caso instaurar una paz justa y duradera.

Siguiendo esa forma de razonar, Trump ordenó en 2020 el asesinato del general iraní Qassem Soleimani, justo después de haber eliminado al "califa" de Daesh, Abu Bakr al-Baghdadi; autorizó las operaciones de guerra contra Ansar Allah y ahora acaba de detenerlas -después de darse cuenta de que Ansar Allah no es un grupo terrorista sino una fuerza política realmente legítima que está administrando un Estado todavía no reconocido-; autorizó las entregas de armas a Israel... pero ahora ha comenzado a apoyar el movimiento pacifista surgido en el seno de las fuerzas armadas israelíes, de manera que en este momento los sionistas revisionistas comienzan a carecer de medios para continuar la masacre contra los civiles de Gaza. Es por eso que optan ahora por tratar de matarlo de hambre.

Todo eso confirma que el acuerdo separado de Estados Unidos con Ansar Allah debe interpretarse como una ruptura del alineamiento de Washington tras las posiciones de Tel Aviv y como un paso hacia el acuerdo con Teherán. A mediados de marzo, cuando el gobierno de Israel vislumbró el posible paso atrás de Estados Unidos, Netanyahu no se planteó la eventualidad de una paz separada y se lanzó de nuevo en una escalada militar, con 131 bombardeos contra Yemen.

Ron Dermer, quien tiene doble nacionalidad -es estadounidense e israelí- y está además muy vinculado al ya mencionado Natan Sharansky -escribieron un libro juntos-, fue nombrado embajador de Israel en Estados Unidos y ahora es ministro de Exteriores. Ron Dermer es, por consiguiente, el principal responsable de los planes de anexión de Gaza y de la masacre allí emprendida contra la población civil. Ante el hecho consumado de la paz separada entre Estados Unidos y Yemen, este sionista revisionista visitó la Casa Blanca el 8 de mayo. Allí fue recibido, «a título privado», por propio Donald Trump [8]. Y no fue precisamente una visita exitosa porque Ron Dermer trató de decirle al presidente Trump lo que tenía que hacer... y Trump no dudó en ponerlo en su lugar.

Al día siguiente, el 9 de mayo, Thomas Friedman, editorialista del New York Times, escribió: «No dudo, de manera general, que el pueblo israelí sigua considerándose un aliado inquebrantable del pueblo estadounidense- y viceversa. Pero este gobierno israelí, ultranacionalista y mesiánico, no es aliado de Estados Unidos (...) Podemos seguir ignorando el número de palestinos muertos en la franja de Gaza -son más de 52 000, incluyendo 18 000 niños-, cuestionando la credibilidad de las cifras, utilizando todos los mecanismos de represión, de denegación, de apatía, de distanciamiento, de normalización y de justificación. Pero nada de todo eso podrá cambiar el amargo hecho: los matamos, lo hicimos con nuestras propias manos. No podemos cerrar los ojos. Tenemos que despertar y gritar alto y fuerte: ¡Paren la guerra!» [9].

El enviado especial estadounidense, Steve Witkoff no se dejó embaucar por Benyamin Netanyahu. De regreso en Washington, Witkoff, puso sobreaviso a su amigo, el presidente Donald Trump, sobre el historial fascista de los sionistas revisionistas.

Por otra parte, el presidente Donald Trump tiene previsto reunirse esta semana con los dirigentes de Arabia Saudita, de Emiratos Árabes Unidos y de Qatar. Pero no se reunirá con Benyamin Netanyahu. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, incluso anuló un viaje suyo a Israel que estaba planeado para el mismo momento. Esa anulación refuerza el mensaje de la administración Trump.

La agencia Reuters reveló el 8 de mayo que, al negociar con el heredero del trono saudita, el príncipe Mohamed ben Salman, el presidente Trump ya no plantea el reconocimiento de Israel como condición previa para cualquier acuerdo [10]. De confirmarse, eso significaría que reconocer que el Estado hebreo se ha convertido en un Estado racista judío dejaría de ser un delito en Occidente.

A principios de marzo, supimos que el presidente Trump había autorizado Adam Boehler, su negociador para la liberación de los rehenes estadounidenses, a establecer un contacto directo con el Hamas, a pesar de que este sigue siendo considerado una «organización terrorista». El 12 de mayo, ese cambio de actitud estadounidense se vio recompensado por el anuncio de la liberación del israelo-estadounidense, Edan Alexander, que había sido apresado por los combatientes palestinos el 7 de octubre de 2023, siendo portador de armas. Además, desde principios de mayo, se rumorea que, durante su viaje a Arabia Saudita, Donald Trump podría anunciar que Estados Unidos reconoce el Estado de Palestina.

[1] «Cuando el velo se desgarra: las verdades ocultas, de Jabotinsky a Netanyahu», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 23 de enero de 2024.
[2] «Lo que está en juego en las negociaciones de Donald Trump con la República Islámica de Irán», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 29 de abril de 2025.
[3] «Lo que está en juego en las negociaciones de Donald Trump con Ucrania», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 6 de mayo de 2025.
[4] Despacho 3441 «Elogios de Natan Sharanski para Volodimir Zelenski», Voltaire, Actualidad Internacional - N° 132 - 9 de mayo de 2025.
[5] «¿Quiénes son los nacionalistas integristas ‎ucranianos?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 17 de noviembre de 2022.
[6] « מדוע חוסל קסטנר ». Edición francesa Pourquoi Kastner a-t-il été assassiné? [¿Por qué fue asesinado Kastner?], Nadav Kaplan, Éditions Steimatzky, 2024.
[7] El 29 y el 30 de septiembre de 1941, precisamente dos semanas después del traslado de Stepan Bandera de Kiev a Berlín, los Einsatzgruppen de las SS alemanas y los nacionalistas integristas ucranianos de Stepan Bandera -considerado un héroe por el actual régimen de Kiev- masacraron a tiros 33 771 judíos ucranianos en Babi Yar.
[8] "Scoop: Trump had «private meeting» with Netanyahu adviser ahead of Mid-East trip", Barak David, Axios, 8 de mayo de 2025/
[9] "This Israeli Government Is Not Our Ally, Thomas L. Frideman, The New York Times, 9 de mayo de 2025.
[10] "Exclusive: Under Trump, Saudi civil nuclear talks delinked from Israel recognition, sources say", Pesha Magid, Reuters, 8 de mayo de 2025.

Publicado originalmente por  Voltairenet

 strategic-culture.su